viernes, 30 de septiembre de 2011

Ecotrip Esquí de montaña en el Pantojo (Parque Nacional Nahuel Huapi)



Resumen:
Relato de una excursión invernal con esquíes de montaña cerca de Villa la Angostura en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Una excursión de dos días entre amigos, para esquiar en lugares no tradicionales, lejos de cualquier centro de esquí y durmiendo en cueva de nieve.

Integrantes: Miguel Raemdonck, Diego Seba y Diego Meier 


Partimos desde Villa la Angostura, Miguel, Diego Seba y yo en camioneta hacia el límite con Chile. Era un día increíble de invierno, frio pero despejado. Paramos un poco antes de llegar al límite, cargamos las mochila y partimos con esquíes de travesía puestos, las fijaciones de estos esquíes son especiales, ya que tienen una bisagra en la puntera y nos permiten “caminar” con los esquíes puestos, además se colocan unas bandas en la base de los esquíes, como si fueran una alfombra. Lo que nos permite ir hacia arriba sin resbalarnos.
La idea era aprovechar dos días espectaculares (según el pronóstico) para esquiar en la base del Cerro Pantojo. El cerro Pantojo, es una inmensa aguja de roca que antiguamente fue la lava de un volcán, que se endureció dentro de la chimenea. Con las glaciaciones, el resto del volcán se erosionó y solo queda la gran torre.
El primer tramo desde la ruta es un hermoso bosque plano de lengas. Donde íbamos charlando muy entusiasmados “caminando” con los esquíes, sin prestarle atención a las pocas marcas en los arboles que definen la senda, hasta que “nuevamente… llegamos a la camioneta. Es decir habíamos dado un perfecto circulo pensando que íbamos derecho. Entonces tuvimos que comenzar de nuevo.
Nuevamente en la senda, hora si prestando atención a las marcas, íbamos subiendo por un bosque, que parecía encantado, con mucha nieve por todos lados, hasta que llegamos donde termina y apareció de repente el Pantojo, la increíble torre. Desde allí apuntamos nuestros esquíes hacia unas lomas con pequeños valles donde se formaban unas cornisas de nieve, donde teníamos pensado hacer la cueva de nieve para dormir.
La cueva la hicimos en una hora, pero cuando estábamos ya adentro tomando unos merecidos mates, nos dimos cuenta que nos había quedado chica para dormir. Así que, con muy pocas ganas, tuvimos que ponernos la rompa impermeable para reacomodarla. Lo bueno de esta “cabaña” es que para hacer un estante solo es necesario escavarla en la nieve.
El atardecer fue increíble y el Pantojo se puso rosado, aunque hacia bastante frío para estar fuera de nuestra cueva. Normalmente en las cuevas de nieve la temperatura no baja de los 0° C, aunque afuera haga mucho más frío (esa noche hicieron cerca de -8°C). Incluso tuvimos una noche “húmeda”, ya que nuestro calor era suficiente para que el ambiente esté unos grados por sobre el punto de congelación y teníamos “goteras”.

Empezamos el nuevo día con un súper desayuno, y cuando el sol apareció salimos de nuestra cueva con muchas energías para esquiar por los faldeos del Pantojo. Otro día increíble de mucho esquí, aunque en el esquí de montaña son muchas horas de subida para minutos de bajada. A media tarde comenzamos a bajar hacia la ruta por otro camino distinto a la subida, por lo que no sabíamos con que nos encontraríamos. Y fue todo perfecto hasta casi el final, muy cerca de la ruta nos topamos con un arroyo que no podíamos saltar, entonces no quedó otra que mojarse con las botas de esquí puestas, y Diego ni se saco los esquíes. Es que nunca había hecho esquí acuático! 



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